lunes, 18 de junio de 2012

A Jose Enrique Rodo

                                                                       Introducción
Las necesidades de los hombres a lo largo de la historia han sido la materia prima de sus esfuerzos abordando y aplicando los conocimientos y experiencias.  La necesidad que taran de saciar las expectativas de una cultura y su sociedad van transmutando los intereses, hoy los objetivos individuales de cada persona (engranajes de un complejo sistema social democratizado y cientificado) se han vuelto una encrucijada material, donde los placeres son netamente utilitarios y serviles,  cumplimos la tarea como un juego de encaje, con miopes visiones de la libertad, programados de sol a sombra limitamos la felicidad interior; ¡ya no existe dios!,¡ El hombre por el hombre! ¡El arte por el arte! En un mundo cosmopolita, así nos sentimos en el rápido girar de la ruleta, brindando placeres artificiales, servicios y competencias, careciendo de perspectivas “evolutivas” y la felicidad fundada en el dinero.
El pasado miércoles 2 de mayo vimos el ejemplo mas escalofriante de esta “encrucijada material”, siendo así vendida en New York la obra de arte del pintor Edvard Munch  (“El Grito” 1893), por 119.9 millones de dólares, imponiendo así un nuevo record a la obra mejor paga según datos de la casa de subastas. Esta obra de origen Expresionista refleja un hondó SENTIDO de vacio y horror tan notablemente logrado por Munch. El ser humano en su crisis existencial de rodillas ante “el mundo moderno”. Aquí van las propias palabras del autor: Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoyé en la valla, inexplicablemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza”.                         
Entrañable obra de arte que recapitula los tiempos del hombre, ¡el horror mejor pago!
                                                      
                                                         José Enrique Rodo (ARIEL)
Es aquí donde la palabra de José Enrique Rodo se hace presente, tan lejana para nuestro tiempo, pero tan vigente y necesaria hoy en día. En la cumbre de su producción escrita edita su libro “Ariel”, un ejemplar lleno de enseñanzas de un venerado maestro, dirigido a la juventud americana, un sermón laico de este ilustre santalucense.
Ariel, editado en febrero del 1900 es una alternativa necesaria, un culto a la vida interior, del arte y de las ideas. Un libro de cabecera para cualquier santalucense, para un pueblo mas antiguo que el país. Es aquí donde yacen  las raíces de una gran ciudad y nos distinguen históricamente en los tiempos de Rodo y su Ariel.
El libro trata el valor inconmensurable  de la juventud, de sus ideas e ilusiones en una  activa vida social y política, de los peligros de una sociedad avanzada, nos llama a no enfocarnos en un objetivo único y exclusivo.
Habla del arte, la importancia del buen gusto y su referente griego, este apoyado en los ensayos de Renàn, critica la democracia sus ventajas y peligros, critica a la civilización norteamericana como máximo exponente del utilitarismo del siglo y una democracia mal entendida. Critica la decadencia de su arte y la moral de Franklin, concluye que la dignidad humana exige que se piense en lo futuro y se trabaje por el.
Termina con un simbolismo de Ariel en “la tempestad” de Shakespeare, en ese simbolismo resume la obra.


Juicio de Emilio Frugoni  sobre Ariel: “Rodo soñaba con una civilización de amplio sentido humano y del espíritu, libertado de la rudas y vulgares ligaduras que hoy nos atan alas absorbentes preocupaciones de orden material, que pudiera desplegar sus alas hacia la luz, este es el pensamiento que inspiro a su “Ariel” exhortación lirica a defender la libertad interior ante las opresiones del medio externo y a salvar las alas intimas del ideal, de las inexorables tijeras del utilitarismo”. (La sensibilidad americana, 1929 Montevideo)
                                                          
                                                            Algunos Datos biográficos
 Nace en Montevideo el 15 de julio de 1871, residió en la casa de la cultura de santa lucia hasta los 9 años, esta mandada a construir por su padre José Rodo en la misma fecha que nació, la construcción fue llevada a cabo por los hermanos Azcoitìa inspirada en el estilo arquitectónico morisco-español de la época. A los cinco años conoce las primeras letras y aprende a leer en los libros antiguos de la biblioteca de su padre, don José Rodo, catalán de rancia estirpe y de balsón nobiliario.
Rodo muere con apenas 46 años en 1917 a causa de tifus y nefritis. Fue una de las figuras mas conocidas de la producción literaria uruguaya. Ensayista y critico que adquiere prestigio en 1900 cuando es publicada la obras con la que se convierte en “maestro de América” Ariel, a la que le siguieron libros como: “Motivos de Proteo” (este se agota en la primer semana de editado) y “El Mirador de Prospero” que son una serie de ensayos históricos, literarios y sicológicos.
En 1902 se incorpora como diputado a la cámara de representantes, donde actúa durante dos periodos parlamentarios.
En 1941 el congreso de estudiantes de chile, proclama a Rodo “maestro de las juventudes del continente”
En 1950 se celebra en Uruguay, con extraordinaria solemnidad, el cincuentenario de la publicación de Ariel.
                                                                                                                                    Por (Mauri Alfaro).

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